La vida salesiana llena totalmente mis expectativas juveniles para forjar mi realización personal.

 

Después de un espacio suficiente de oración he decidido entregarle al Señor mi vida para el bien de los niños, niñas y jóvenes.

 

 

Dudé mucho... pero Dios estuvo presente en mi camino y alguien me mostró con su vida qué linda es esta vida de entrega y de servicio.

 

Cristo tiene la manía de atacarnos, de meterse en nuestras vidas, de hacer encrucijada en el camino, de seguir nuestro rastro, nuestra pista.

 

¿No tienes la experiencia de haber sido perseguida por alguien?

¿De haber estado "enamorada" de alguien en silencio?

Cristo si lo tiene de ti: te ha perseguido y está enamorado de ti...

 

El está decidido a darte jaque.

Jaque a tus miedos

Jaque a tus ilusiones y decepciones

Jaque a tu vida joven

No te dejes matar. Defiéndete...

 

  1. Jaque a tu vida

          tu vida floja

          tu vida sin rumbo y sin norte

          tu vida sin sentido

          tu vida de apegos a familia, estudio, trabajo

 

      2. Jaque como a Pablo

 

          En el camino de Damasco, en un encuentro decisivo

          Encuentro con la luz, con la Palabra de ´Dios

          Una derrota colosal: ¿Señor qué hago?,

  

      3. Jaque como a María Magdalena

 

          La mujer de lo carnal y lo aburrido

          La mujer de la belleza y el hastío

          La mujer de la búsqueda insaciable de felicidad

          Un jaqe que hace llorar, agarrarse a un nuevo Amor.

          Un jaque que hace amar de nuevo

 

 

       4. Un jaque fallido como al joven rico

 

           Un joven materialista, sofocado por el dinero y la "buena vida"

           El juego de Cristo fue limpio, el del joven, sucio

           Cristo habló y el muchacho se fue con la cabeza baja.

 

 

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Aquí estoy Señor, tantas otras veces te he preguntado:

¿Qué quieres de mí?

 

Aquí estoy Señor, con mis alegrías, con mis bajones, con mis problemas, con lo que me cuesta; aquí estoy… nadie mejor que Tú sabes, lo que tengo y lo que soy. Aquí estoy Señor, dispuesta a todo con tal de seguirte y hacer lo que Tú quieres para que yo sea feliz.

 

¿Qué quieres de mí? ¿Qué me pides? ¿Qué debo hacer? Aunque a veces no sé qué decisión tomar, aunque muchas otras me pregunto cuál es mi misión, aunque hay tiempos en que me resulta muy difícil, sé que me quieres feliz y solo para Ti. Lo sé…

 

¡Hoy escucho tu voz! Quiero estar atenta y escucharte, no dejar de hacerlo y darte respuesta. Quiero no apartar mi mirada de Ti y confiar. Seguirte…, dejar atrás mis miedos y entregarme.

¡Que mejor ejemplo que el de María para seguir a Jesús! Ella fue quien dijo:

 

“He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra” Ella siempre estuvo a la escucha del Señor, fiel, respondiendo a su voluntad.

 

Quiero estar con un corazón disponible como María para que poder decir: Aquí estoy Señor; Yo también quiero hacer tu voluntad… ser toda tuya.

 

Las jóvenes que aspiran a ser FMA (Salesianas) tienen un acompañamiento durante uno o más años, después hacen el Voluntariado Vocacional en una Comunidad de la Provincia (es un requisito) por seis meses o un año, tiempo definido por la candidata.

 

Si considera que esta vida de FMA la va a hacer feliz pide de empezar el Aspirantado que dura hasta que la candidata haya alcanzado los objetivos de la etapa formativa. Pasa luego al Postulantado por un período de un año y va luego al Noviciado por dos años. Al final de esta etapa hace su Profesión Religiosa y continúa su formación por un período de seis a nueve años, antes de hacer la Profesión Perpetua.

 

ASPIRANTADO Y POSTULANTADO

NOVICIADO

JUNIORADO

 

Enterrar la vida es pasarla sin hacer nada que valga la pena.

 

Es no tener ideales ni sueños.

 

Es no tener deseos de algo lindo ni una opción definida.

 

Es perder el tiempo miserablemente, en una palabra, ser árbol que no da frutos, fuente sin agua, jardin sin flores.

 

Quienes optan por este estilo de vida tienen sus propias consignas: no entregarse por completo, no dejarse llevar del entusiasmo, evitar problemas sobre todo con la familia, alejarse de todo compromiso, dejar que la vida corra y que las cosas sigan su curso sin interesarse por nada...

 

Jesús llama con una propuesta concreta: "Venid conmigo" (Mc 1,7), "Sígueme" (Mc 2,14). Es decir, llama a estar con Él y a anunciar el Reino...


Anunciar el Reino es tarea de valientes. Es morir como el grano de trigo para convertirse en pan para los demás. Es estar dispuesta "a dar la vida por los amigos" porque así se manifiesta el Amor..


Anunciar el Reino es llevar a los otros la salvación, es dar  el senttido de la vida, de las cosas de Dios. 

 

 

Queridísima hija:

Aunque cada día te estoy escribiendo dentro de tu corazón, hoy quiero escribirte una carta solo para ti... Sé que mi Hijo Jesús ha entrado en tu vida como un día entró en la mía. Y, como es natural, esto ha provocado en ti una gran revolución... ¿o no?

 

Andas inquieta porque bullen en tu mente montones de ideas frente a la vida... No sabes a qué decir Sí y a qué decir NO...  Miles de voces, de llamadas diferentes te proponen miles de proyectos: de un lado las voces deslumbrantes del estudio, del trabajo de la sociedad del bienestar y del consumo, y de otro la voz de Dios que resuena desde el fondo de tu corazón... ¿SÍ o NO?...

 

Por si te sirve de algo, te contaré mi experiencia, las exigencias y las consecuencias de mi SÍ, porque estoy segura que tú, como yo, tienes  ganas de decir SÍ a lo que Dios quiere...pero, claro, sientes  miedo, es natural, ¿sabes?...suele pasarnos que contamos solo con nuestras fuerzas y por eso temblamos antes los fuertes llamados.

 

Yo vivía tranquila en mi casita de Nazaret, sin grandes problemas. Por mi imaginación nunca pasó la idea de que era necesario mi SÍ en la historia de la salvación. Es verdad que tenía claro que ese momento histórico abundaban muchos "NO" para responderle a Dios, en el pueblo de Israel... Y era imprescindible un SÍ alegre, generoso, radical pronunciado desde una actitud de responsabilidad y disponibilidad, con completa libertad, y sobre todo lleno de Amor.

 

Trataré de explicarte mi primer SÍ y las consecuencias que tuvo. Mi primer SÍ lo sabes de memoria, fue en esa madrugada de mi juventud… tenía yo 16 años y tantas ilusiones! En un rincón de mi cuarto se me iluminó la Tierra y tuve una experiencia que no sé describir... Como un fuerte temblor todo mi ser se estremeció ¡Cómo me vería el Angel, que hasta tuvo que decirme "No temas, María"! Escuché lo que me decía con mucho susto; ¿Qué tenía yo de especial para recibir esa visita de Dios? ¿Y qué significaba todo eso? En verdad no entendía casi nada de lo que me dijo!

 

Entendí, eso sí, que lo que estaba pasando era muy importante, que estaba Dios pidiéndome algo que cambiaría toda mi vida, hasta mis planes con José, mi novio, mi proyecto para formar una familia... y me quedaba yo flotando como en el aire. Por unos momentos, que me parecieron eternos, no supe qué hacer, ni qué decir.

 

Pero en mis oídos resonó con mucha fuerza: "lo que en ti se va a engendrar es por obra del Espíritu Santo". Comprendí con claridad, que todo era posible, Él lo iba a hacer todo, y yo no tenía que temer nada; yo debía decir "SÍ", a mí me tocaba solo abrir mi corazón y aceptar todas las consecuencias.

 

Qué feliz me sentí después que pronuncié el "¡Hágase en mí lo que Dios quiere!" Te confieso que yo misma me admiré y me estremecí al escuchar mi respuesta. Pero verás lo que sucedió. Puedes imaginarte mi angustia y mi gran dolor al sentirme juzgada, rechazada por José. Desde el momento que pronuncié ese primer SÍ se me complicó la vida, porque llegué a ser el lugar del encuentro entre Dios y la persona. En mí nació Jesús y así tuve la dicha de entregarlo al mundo.

 

Hoy, yo te pregunto: ¿Qué le vas a responder al Señor que te está llamando? O ¿te vas a dejar deslumbrar por lo que el mundo te ofrece?... Tu vida, tu futuro está en tus manos, te lo juegas tú misma en el SÍ o el NO de la respuesta.    María

 

 

Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos… y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón… entonces fueron a predicar exhortando a la conversión Mc 6, 7-13.

 

El texto evangélico nos muestra a Jesús exhortando a los Doce y dándoles algunas indicaciones necesarias para la misión.

 

Lo primero:

Trabajar en comunidad es mejor que un trabajo personal. Es decir, el trabajo comunitario da mayor fruto que el trabajo individual. Lamentablemente muchos piensan que el éxito es fruto del esfuerzo individual y no del comunitario. ¡¡¡Hay que aprender!!!

Lo segundo:

Los que son llamados deben estar libres de preocupaciones personales y materiales, para que la misión no se detenga, sino que avance y la llamada a la conversión siga su curso a través de la historia. Es una invitación a experimentar la pobreza, en contraposición a la angustia que produce la ambición: vivir y trabajar solo para “tener”

Resulta extraño:

Que en el mundo de hoy haya jóvenes que respondan al llamado de Jesús, libre y generosamente, renunciando al modelo de existencia que la sociedad les presenta, por uno más austero pero que los hace libres.

 

No es extraño:

Que ante la decisión vocacional de una joven los amigos, las amigas y aún los parientes la traten de amargada, de loca, de boba y no sé cuántas cosas más por el hecho de seguir al Señor, entregarle la vida y dedicarse a una misión.

 

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Quiero seguirte, Señor, en medio de este mundo; quiero segirte en medio de tantas dificultades, en medio de tantas jóvenes que, sin saberlo, están hambrientas y necesitadas de Ti.

Hoy, Señor, quiero renovar mi opción por Ti. 

Quiero decirte que sigues siendo importante en mi vida, que te necesito, que quiero ser tuya.

Quiero decirte que sin Ti estaría perdida y desorientada porque Tú eres luz para mis ojos y calor para mi ser.

A pesar de las dificultades que tengo, quiero apostar por Ti, porque se que solo quien apuesta en esta vida, es capaz de ganar algo porque sé que seguirte vale la pena.

Yo estoy dispuesta a todo Señor, porque se que,entregándome a Ti, te gano para siempre.

 

 

La alegría es una de las características salesianas. Don Bosco siempre decía: "Un santo triste es un triste santo y Madre Mazzarello repetía con insistencia: "La alegría es signo de un corazón que ama mucho al Señor"

 

 

Con mi palabra comprensiva y dulce, con mis obras para todos y sin compensación, con mi fe fuerte y valiente.

QUIERO SER SANTA, SEÑOR

 

Si Tú me ayudas, lo intentaré, si Tú me aconsejas, te seguiré, si Tú me guías, no me apartaré de Ti.

QUIERO SER SANTA, SEÑOR

 

Iluminando con tu luz, siendo alegre con tu Evangelio, portando esperanza con tu Palabra, llevando ánimo con tu Espíritu.

QUIERO SER SANTA, SEÑOR

 

Siendo feliz y llevando felicidad, amando  y dejándome amar, perdonando y admitiendo el perdón, rezando y no olvidándome de Ti.

 

QUIERO SER SANTO.mp3
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Es la historia de un joven que decide hacerse santo y confía a Don Bosco su deseo. Don Bosco le indica el camino de la santidad cotidiana sin grandes penitencias o cosas por el estilo.

 

 

La santidad es un don gratuito del Señor a nuestra libertad, pero es también un

compromiso y una urgencia apostólica en un tiempo en el que la tentación de eliminar a Dios de la cultura se difunde cada vez más.

 

La Espiritualidad Juvenil Salesiana tiene verdaderamente la fuerza intrínseca de llevar al encuentro con Jesús, de trazar el camino que lleva hoy a la santidad de la misma manera que ocurría en el tiempo de Don Bosco y de Madre Mazzarello.


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"Confía en Ella y veréis
que cosa son los milagros" 
D. Bosco 

Queridos amigos: Jesús es vuestro verdadero amigo y Señor; entablad una relación de verdadera amistad con él. Él os espera y solo en él encontraréis la felicidad.

 

¡Cuán fácil es contentarse con los placeres superficiales que nos ofrece la existencia diaria! ¡Cuán fácil es vivir solo para sí mismos, gozando aparentemente de la vida! Pero antes o después nos damos cuenta de que no se trata de verdadera felicidad, porque ésta es mucho más profunda: solo la encontramos en Jesús.

 ‘La felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret".  (L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de agosto, 2007  p. 4).

 

Hoy me he levantado.ppt.pps
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¿Estaría dispuesta a darle toda mi vida al Señor?

¿Me gustaría trabajar con los niños y los jóvenes?

¿Qué es lo que me impide seguir radicalmente al Señor?

¿Cuál es la mayor dificultad que tengo para decir SI a la llamada del Señor?

¿Qué es lo que me llama la atención de la Vida Salesiana?

¿Por qué quiero ser Religiosa Salesiana?

¿Qué es lo que más me cuesta dejar para seguir al Señor?

 

Entro en mi corazón y hablo con mi Señor.

¿Qué le respondo hoy?

¿Cuáles son mis mayores dudas y mis mayores miedos?

 

 

Si sientes que Dios te llama como un día llamó a los doce, a Abrahán, a Moisés, a Jeremías, a Samuel, no tienes escapatoria. ¡No tengas miedo! ¡Respóndele!


El espera que tu respuesta sea libre, generosa y fiel. Solamente de ti depende la respuesta, los demás podrán aconsejarte pero eres solamente tú quien puede decir: ¡Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad".

 

Es el Señor quien llama, quien vocaciona; no es uno quien escoge la vocación que Él desea. Esto puede parecer una manipulación de parte de Dios, pero no es así. No es que Dios nos convierta en "marionetas" suyas, sino porque te quiere y te valora, te confía y te llama a una determinada forma de vida.


De ahí la necesidad de ponerse a la escucha de la voz de Dios con todo lo que ésto supone. De acertar con esta elección dependerá en gran parte la propia felicidad y la de muchas personas.


Señor, ¿qué quieres que haga? (Lc 4,18-21)

 

 

Estos son algunos "retos" que el ambiente que nos rodea presenta a toda vocación específica y  que hace difícil, el crecimiento de esa "planta" que es la vida religiosa.

 

  • El materialismo asfixiante de nuestra sociedad
  • El criterio de utilidad y eficacia inmediata
  • El individualismo y la competividad
  • La superficialidad
  • El vacío espiritual
  • El miedo terrible a ser diferente
  • El miedo a un sí para siempre
  • La renuncia que comporta toda opción
  • La falta de relación profunda con Dios
  • El consumismo
  • El cardenal Martini le escribió a una joven que le pidió un consejo para seguir la vida religiosa y le dijo:
  • Aprende a mirar todos los acontecimientos y personas con ojos nuevos.
  • Acoge a los otros en forma incondicional sin distinciones y en forma gratuita.
  • Confróntate con frecuencia con la Palabra de Dios.
  • Traduce tu vida al elnguaje de Dios es decir, mira con los ojos de Jesús
  • Participa en un grupo donde se crece y se madura en la fe.
  • Acepta el Voluntariado que te proponen como un espacio de crecimiento y discernimiento vocacional
  • Haz todo ésto hasta que llegues a comprender toda tu vida como regalo de Dios para los demás, como vocación y el Señor Jesús sea el centro de la misma.


 

"¿Por qué te hiciste Religiosa?" Mira: hay dos tipos de personas: las que buscan con esfuerzo cuál es la Voluntad de Dios sobre ellas y las que la encuentran , porque Dios les pasa por delante de las narices.

 

Yo soy de las segundas. Dios para quien no cuenta el tiempo ni la edad, me llamó muy joven. No fue idea mia el hacerme monja, el protagonista fue el Señor. Yo realmente como toda persona que es llamada presenté mis excusas para no escucharlo, pue Dios que para mi es un mal "vendedor" siempre presenta el lado negativo: "Deja tu patria, tu casa, tu familia...claro que es un dejar para seguirlo. Dejar todo para ganarlo todo.

 

Esto solo puede entenderse desde la confianza gratuita y la generosidad de los que están enamorados como lo estuve y lo estoy yo. Defino mi vocación como un pasar de la "derrota al Amor". A mi Dios, antes me venció y después me convenció, primero me derrotó y ahora me seduce.

 

 

Las Hermanas de la Provincia María Auxiliadora entregamos la vida:


En obras escolares: Escuelas, Colegios y Normales. En Centros de Promoción de la Mujer. En Centros Catequísticos y en Casas de Puertas Abiertas para niñas y adolescentes en situación de riesgo.

Estamos en ciudades capitales como Arauca, Cúcuta (2 presencias), Cartagena, Santa Marta, Manizales (Noviciado interprovincial), Medellín (7 presencias).
 
En ciudades intermedias como Pamplona, La Estrella, El Retiro, El Santuario, Currulao. En lugares de frontera como Fortul, en el departamento de Arauca, en Mamá Margarita (Medellín y Caldas).

 

Aquí tienes a Maín. Si la quieres imitar, piensa:

ella no empezó queriendo tener dinero ni un lugar confortable para estar ni haciendo grandes proyectos tampoco preocupada por el futuro, por el bienestar sino poniendo su confianza en el Señor vio  que podía hacer algo por las niñas se encontró con D. Bosco y comenzó su obra de "AMOR" Se entregó totalmente a Dios y fue generosa y fiel hasta la muerte.

 

"HE ELEGIDO A DIOS Y PARA SIEMPRE" 

 

 

La respuesta es muy sencilla, al alcance de cualquier mente y cualquier corazón que sea joven y que esté abierto y en diálogo con la vida.

Sólo se trat de dos cosas fundamentales. Todo lo demás viene por añadidura. Y esas dos cosas fundamentales son:

1. Pastoral Vocacional trata de hacernos caer en la cuenta de que todas nosotras
    estamos llamadas en la vida a algo esencial
:

"ser felices

y hacer felices a las perso"nas que nos rodean

 

2. Y, en segundo lugar, ver cómo podemos cada una de nosotras encontrar ese camino
    de felicidad, y cómo seguirlo lo más adecuadamente posible
, puesto que nos interesa muchísimo.

Todo lo demás viene por añadidura.

En otras palabras, en Pastoral Vocacional tratamos de ver cuál es nuestro camino en la vida, partiendo de dos preguntas claves:

¿Qué quiere Dios de mí?

¿Cómo puedo yo servir mejor a los demás?

 

Y al respondernos a estas dos cuestiones veremos diversas posibilidades, todas ellas caminos de Dios y caminos de servicio y entrega a los hermanos.

¿Mi camino es la vida laical, como madre, como mujer trabajando por un mundo justo, solidario, en paz... según Dios quiere?

¿Mi camino es la vida consagrada en una comunidad religiosa, viviendo muy desde el Señor en el servicio a los más necesitados (niños, niñas y jóvenes especialmente los más pobres y necesitados)

Pues bien, de respondernos a todo ésto, y de cómo hacerlo, se trata en Pastoral Vocacional.

 

  • No hace falta ser una "supe mujer", pero sí una mujer joven con la intención de entregar la vida al Señor y servir a los niños, niñas y jóvenes necesitados.

  • Ser una persona equilibrada, que le gusta la verdad, hacer el bien y servir a los demás.

  • Tener una inteligencia normal, con capacidad para estudios universitarios.

  • Haber descubierto, desde la oración y el discernimiento, que Dios la llama por este camino.

  • Ser alegre y gustar la vida de familia

  • Amar la vida de Comunidad

  • Gustar lo relacionado con la Palabra de Dios y la Iglesia.

  • Frecuentar los sacramentos, especialmente la Reconciliación y la Eucaristía

  • Capaz de asimilar la espiritualidad salesiana

  • Tener devoción a la Santísima Virgen

  • Estar dispuesta a buscar la voluntad de Dios y cumplirla.

  • Prepararse durante unos años en la Comunidad de Formación, adquiriendo una base suficiente de formación humana, teológica, espiritual, pastoral y comunitaria.

La candidata a la Vida Religiosa Salesiana debe ser una persona de buena salud física y psíquica; afectivamente equilibrada, con un grado de madurez acorde con su edad.

 

 

A nivel de relaciones, debe tener facilidad para entrar en contacto con todo tipo de personas, ejerciendo en medio de ellas un liderazgo al estilo de Jesús. 

 

La aspirante a la vida consagrada debe ser, ante todo, una mujer de fe, es decir, alguien para quien la relación con Dios  ocupa un lugar central en su vida.

Esto se traduce en una vida con madurez afectiva, en una práctica sacramental y de oración seria, y en una opción efectiva por servir a los niños, niñas y jóvenes sobre todo a los más pobres y necesitados.

 

  • Un sentimiento: Muchas veces se escucha decir "siento vocación". En realidad la vocación no se siente. Es más bien una certeza interior que nace de la gracia de Dios y que exige una respuesta libre y voluntaria. Si Dios te llama, esta certeza irá creciendo en la medida que vayas respondiendo con generosidad.

 

  • Un refugio para el que tiene miedo a la vida.

 

  • Una carrera como cualquier otra.

 

·   Una seguridad matemática: en la vocación religiosa tienes que aceptar el riesgo de la misión, pero recuerda que es un riesgo en manos de Dios y en compañía de tu Comunidad

 

  

Un misterio de amor entre Dios que llama por amor y una persona que le responde libremente y por amor.

 

Una llamada a una misión en la tierra.

 

La decisión de una joven que quiere dedicar su vida a ayudar a sus hermanos.

 

Es un proceso como toda historia de amor.

    Dios se esconde un poco cuando nos llama y es que quiere dejar el margen
     suficiente a  nuestra libertad.

 

Una invitación de Dios a la felicidad. Sería un error pensar que Dios pueda proponernos algo que no nos haga felices.

 

 

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No olvides nunca que...

  • Quieres entregarle a Dios: tus ilusiones, tu vida, tus comodidades, el amor, la compañía, el honor, el dinero, la gloria, la fama.

 

  • La vocación, la llamada de Dios, no se pierde. Pero puedes dejar de escucharla, si diariamente no eres fiel a tu entrega, fiel a los propósitos que hoy haces, fiel por encima de todas las dificultades.

 

  • Las dificultades y sufrimientos son inherentes a toda vocación. De ahora en adelante cuenta con ellos. Cuenta con los ratos de aburrimiento, con tus soledades, con la incomprensión de los demás, con la monotonía... Los sufrimientos suelen venir por donde menos lo esperamos.

 

  • La perfección no es de este mundo y lo que importa es tu esfuerzo continuo por superarte.

 

  • El desánimo es una tentación de abandonar lo grande. No te desanimes cuando te experimentes incapaz de salvar el mundo, cuando veas la posible dejadez de algunos consagrados a Dios, cuando te encuentres como sólo en tu ideal, cuando observes a tu alrededor la indiferencia de los que debían ser mejores.

 

  • Sin vida constante de oración, de unión con Dios, pronto estarás más cerca del «mundo» que del «cielo» y entonces no vale la pena tu sacrificio de hoy.

 

  • Que una tentación constante en tu vida va a ser la de querer recuperar, poco a poco, lo que hoy dejas. Y una misionera, consagrada a Dios, no puede ser una triste solterona forzada a serlo.

 

Y recuerda diariamente, que la felicidad en tu vocación está en razón directa con tu entrega total. Dios jamás defrauda a quien pone toda su vida al servicio de la causa del Reino.

 

Discernir es, como dice la palabra misma, pasar por la criba, seleccionar, distinguir. Es la acción del trabajador de la construcción con la arena que prepara para hacer la mezcla. Es la tarea del pastelero que pasa por el cedazo la harina para cocinar un fino pastel.

La harina o la arena serían las opciones o decisiones que hay que ir tomando en el caminar vocacional. La criba sería la experiencia de Dios desde la meditación de su Palabra y la participación en los misterios de la fe, a través de la vida, la liturgia y los sacramentos.

El discernimiento es la búsqueda de la voluntad de Dios en nuestra vida, en nuestra conducta. Pero en el campo vocacional es llevarlo más adelante, es el discernimiento de nuestra vocación, del descubrimiento de la llamada de Dios

Al considerar la vocación específica no debes subrayar únicamente tus gustos, has de considerarla también como un servicio al mundo desde la Iglesia. Cuando tienes los ojos bien abiertos a las necesidades de las personas, entonces estás también abierta a un verdadero proceso de discernimiento.

 

Misión es partir, caminar, dejar todo, salir de sí, quebrar la corteza del egoísmo que nos encierra en nuestro yo.

Es parar de dar vueltas alrededor de nosotros mismos como si fuésemos el centro del mundo y de la vida.

Es no dejar bloquearse en los problemas del mundo pequeño a que pertenecemos: La humanidad es más grande.

Misión es siempre partir, más no devorar kilómetros. Es sobre todo abrirse a los otros como hermanos, descubrirlos y encontrarlos.

Y, si para descubrirlos y amarlos es preciso atravesar los mares y volar por los cielos, entonces misión es partir hasta los confines del mundo.   -Helder Câmara-

 

 

¿Cómo puedo descubrir mi vocación?

 

La vocación no es algo evidente como una luz cegadora.

 

No puedes pretender una seguridad absoluta, la vocación es como una aventura, algo que lleva riesgo.

 

La vocación es como un enamoramiento, donde todas las cosas que te rodean, que vives, que ves, que sientes, son interpretadas desde el Amor, solo Dios y sus signos serán tu única seguridad.

 

Dios te llama por medio de las urgencias del mundo, de esas necesidades que el hombre de hoy tiene. Entonces tendrás que salir de tus propios intereses para buscar los intereses de Dios.

 

La vocación en tu vida será poner en juego todo lo que tienes y lo que eres, no se puede restringir a "tiempos libres"; La vocación implica toda tu persona.

 

Para descubrir tu vocación, es necesario iniciar un camino donde te sensibilizarás ante el llamado de Dios, es decir, escucharás su voz y después responderás.

 


El ADN para una joven que aspira a la vida religiosa es ciertamente lo que la identifica con el autor de la llamada. El ADN no programa nuestra vida y nuestro destino… ... El ADN reparte las cartas, pero no decide la partida.


 

Toda persona  recibe la vida de Dios como un don y como una tarea.

En cuanto don, exige gratitud, en cuanto y tarea, exige compromiso.

Aquí nos toca insistir sobre todo en este compromiso sin olvidar la tarea de cada uno.

Porque el querer vivir y querer “vivir en plenitud” es la respuesta que la persona debe dar a la llamada de Dios. Si Dios me llama, la respuesta es solamente mía. ¿Qué hago yo con la vida?

 

 

La llamada de Jesús es para entregarnos a Él y seguirlo por la fe y el amor.

Jesús no llama sólo a una tarea, una causa o una realización personal; llama a relacionarnos con su persona.

“Jesús escogió a los Doce para que estuvieran con Él” (Mc 3,14).

Se trata de “estar” con Jesús, de participar de su vida e intimidad, y de seguirlo a todas partes, como estilo y proyecto de vida.

 

 

 

  

 

 

 

No busques la respuesta en otra parte. Entra en tu corazón y allí escucha lo que Dios te quiere decir. ¿Por qué vives tan distraída buscando respuestas donde no las encuentras?

 

“Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo.


Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama cada mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera”. 

 

P. Pedro Arrupe S.J.

 

Si no te llegas a enamorar de Jesús, tienes que dudar de tu vocación. En Él tiene que estar fundamentada tu vida, tu ser, todo lo que tú eres y haces.

 

Tocaron a mi puerta. Y sentí ganas de abrir. Al principio no sabía de que se trataba... pero un calor dentro mío junto con una paz infinita me decía que ya era hora de abrir mi corazón a esa persona la cual estaba esperando ser atendida. ¡Y dije si! mucho no entendí ni todavía entiendo, pero ahí estabas mi Señor.

 

Esperando que mi alma respondiera a tu llamado. Y me diste la gracia de responderte y entregarme para emprender juntos este camino al cual hoy me convocas.

 

Desde ese momento fue reconocer que caminaba ante Aquel que reconozco del todo. De eso se trata cuando Jesús toca a la puerta de cada uno, abrir nuestro corazón hacia El totalmente dispuestos a entregarnos por completo. Hay mucho de renuncia en esta entrega y cuesta sangre muchas veces.

Pero este camino ¡VALE la PENA! El seguir a Jesús me dio la felicidad que siempre esperé, que siempre buscó mi corazón. Y no importa lo que tenga que dejar o renunciar, el amor de EL está por delante de todo. Y se que El siempre está de mi mano aún sabiendo que vendrán tiempos de prueba, de soledad en mi oración. Con su amor todo tiene un sentido, un mirar diferente que me hará seguir adelante sin mirar hacia atrás.

 

ENCUENTRO DE JESUS Y LLAMADO A HACERLE COMPAÑÍA

"Al día siguiente, Jesús resolvió partir para Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro". ( S. Juan I, 43-44).

 

SÍGUEME

"Sígueme". La invitación dirigida a Felipe prueba que el llamado de Cristo pide ante todo el apego a su persona. Jesús no le dice a Felipe qué actividad va a desempeñar. Sencillamente le pide que lo acompañe en el camino y se abandone a El con confianza para todo su porvenir.


El término que traducimos por "seguir" quiere decir más exactamente "acompañar". Jesús no quiere que lo sigan como un siervo sigue a su amo. Quiere que lo acompañen, que vivan a su lado como amigos. Seguir, es dejarse conducir por un llamado de amor y comenzar una amistad.

La expresión "sígueme" es, en su brevedad, la fórmula más característica del llamado a una vida enteramente entregada al Señor. Subraya la unión de persona a persona que se establece en una vocación. El que acepta el llamado no sabe por adelantado lo que tendrá que hacer ni las situaciones a las que tendrá que enfrentarse. Pero está seguro de Cristo; su compromiso de fidelidad personal.

Compromiso y fidelidad se fundamentan en el que ha sido llamado sobre el compromiso y la fidelidad absoluta del Señor. Al decir "sígueme" Jesús se obliga a trazar el camino y a sostener con su fuerza divina al que se confió a El. Le promete una fidelidad sin desmayo. El que sigue a Cristo jamás puede perderse, ni encontrarse sin apoyo. Con tal que no se detenga en su seguimiento, infaliblemente se salva y salva a muchas almas.

 

Jesús "encontró a Felipe". Aparentemente era un encuentro casual. De hecho, adivinamos que Jesús encontró a Felipe en el camino porque lo quería encontrar .

 

Desde hacía tiempo había preparado este encuentro por un trabajo secreto en el alma de Felipe; no hubiese podido lanzar su llamado al que no estuviera dispuesto de algún modo. Encuentro y llamamiento sólo se improvisan en apariencia; por mucho tiempo han sido meditados por Cristo, que encuentra al que quiere, en el momento que quiere, en las circunstancias que quiere.

La vocación viene de un encuentro con Cristo, quizá en el momento menos pensado. Jesús se adelanta al que quiere llamar. Como lo ha preparado para escuchar el llamado, el encuentro puede mover inmediatamente las profundidades del alma.

La praxis de la vida comunitaria consiste en ir entretejiendo, sin desfallecimiento y sin descanso, una red de relaciones interpersonales, cada día más profundas, que mantengan a las personas en comunión. Unas relaciones de conocimiento y Amor que vaya enriqueciendo las personas y vaya posibilitando el fiel cumplimiento de la misión.

 

No se trata -ni siquiera como ideal- de tener todas las mismas ideas, los mismos sentimientos, un mismo carácter o desarrollar todos la misma actividad. Esto -si fuera posible- sería empobrecedor.

 

Como presupuesto necesario, para vivir en comunión, hay que valorar a todas y a cada uno de los miembros de la comunidad como persona. Por consiguiente, cada una debe ser considerada y tratada siempre:

- como persona, que debe realizarse a sí misma en la interrelación fraterna;
- como persona, que está destinada directa e inmediatamente a Dios;

- como persona, que es hija del Padre en su Hijo único, por la acción del Espíritu Santo.

 


“Don Bosco quería que en sus ambientes cada uno se sintiera como en su propia casa. La casa salesiana se convierte en una familia cuando el afecto es correspondido y todos, hermanos y jóvenes, se sienten acogidos y responsables del bien común.

En un clima de mutua confianza y de perdón diario, se siente la necesidad y la alegría de compartirlo todo, y las relaciones se regulan no tanto recurriendo a la ley, cuanto por el movimiento del corazón y por la fe.

Un testimonio así suscita en los jóvenes el deseo de conocer y seguir la vocación salesiana

"Querido Dios, el joven Samuel no sería muccho más viejo que yo, supongo, pero talvez sabía rezar mejor. Enséñame a rezar también a mí.

 

Querido Dios, el joven Samuel creo que no era más inteligente que yo, supongo, pero Tú hiciste de él un profeta. Piensa también en mí porque yo también quiero decirte como él "aquí estoy Señor para hacer tu voluntad"

 

Querido Dios, el joven Samuel sería más o menos o igual de valiente que yo, supongo, pero luego pudo ser tu representante como profeta. Llámame también a mí, aquí estoy yo". 

 

Las aspirantes a FMA, son jóvenes que ya han hecho el Voluntariado y han ingresado para comenzar su formación en el COV. Este período cuenta con una sólida formación cristiana antes de dar el paso al Postulantado como etapa de preparación al Noviciado, donde la joven profundiza en la vida comunitaria su vocación salesiana antes de hacer los votos de pobreza, castidad y obediencia.

 

¿Cómo se llega a ser Hija de María Auxiliadora?

El punto de partida es la llamada a una vida de especial consagración que el Señor da a quien Él elige a seguirle más de cerca. Cuando una joven se orienta a ser FMA estamos atentas ante todo a las motivaciones que expresa y que ayudamos a aclarar gradualmente. Por lo tanto, le ofrecemos un camino de formación inicial que comprende estas etapas:

  • Período de orientación, que tiene la duración mínima de un año. Es un tiempo en el que la joven revisa su proyecto de vida haciendo experiencia del mismo y el Instituto valora si ella tiene las cualidades requeridas para vivir la vocación salesiana.
  • Postulantado. Tiene la duración de al menos 10 meses y es la etapa de preparación al Noviciado.
  • Noviciado. Dura dos años. En esta fase la joven aprende qué comporta vivir como FMA, conoce más a fondo la vida y la espiritualidad salesiana, interioriza los valores evangélicos. Su tarea específica es la del estudio y profundización de la Regla de vida del Instituto.
  • Juniorado. Tiene la duración de seis a nueve años y sigue inmediatamente la primera profesión de los votos. Al término de este período, la Hermana joven puede decidir emitir los votos religiosos para siempre.

Después de este tiempo de formación inicial (de duración de al menos 10 años), se entra a formar parte del Instituto para siempre. 

Agradecer a Dios el regalo de las personas con quienes convivimos.

 

Buscar el bien común por encima de los intereses personales.

 

Corregir con amabilidad al hermano o Hermana que se equivoca.

 

Dar lo mejor de uno mismo, estando siempre disponible para el servicio.

 

Estimar a los demás reconociendo sus capacidades.

 

Fortalecer al decaído integrándolo a la vida comunitaria.

 

Ganar la confianza del hermano arrimando el hombro para llevar su carga.

 

Hablar con sinceridad, sin falsos halagos, pero con amabilidad.

 

Interceder por los otros a Dios antes que por los intereses propios.

 

Juntar a los que otros apartan o desprecian.

 

Levantar al que ha tropezado o se ha hundido.

 

Llorar con el que llora y cantar con el que esta alegre.

 

Mediar entre los hermanos que no se comprenden.

 

Necesitar de la mano del compañero sin complejos.

 

Olvidar el miedo a ser considerado el último de la comunidad.

 

Preocuparse por el débil o el necesitado.

 

Quitar los obstáculos de los prejuicios.

 

Respetar las opiniones de los demás.

 

Salir al encuentro del hermano, a sus necesidades.

 

Tolerar los defectos y límites de quienes viven conmigo

 

Unir con la concordia a los hermanos para vivir en paz con todos.

 

Valorarse con realismo sin considerarse más que los demás

 

Yuxtaponerse al lado del que necesita un empujoncito.

 

Zanjar las desavenencias y ofensas sin resentimiento.

 

 

La joven es un ser bombardeado de llamadas: 

  • Llamada a dar sentido a la vida, 
  • llamada a vivir bien sus distintas relaciones,
  • llamada a elegir correctamente su futuro,
  •  llamada a responder con equilibrio en su dimensión afectiva y sexual, 

llamada a llenar su necesidad de ser amada y poder amar, llamada a optar por una carrera o profesión, llamada a ocupar un lugar de prestigio en la sociedad, llamada a discernir dónde la quiere Dios en el mundo y en la Iglesia.

 

Sólo cuando sabe elegir bien, sólo cuando responde correctamente a esas llamadas alcanza esa plenitud que tanto ansía y tanto le identifica con su verdad más profunda: ser hija de Dios.

 

Diríamos, por tanto, que el ser humano es “un ser vocacionado”: llamado a elegir aquello que más le hace persona. Entre tantas experiencias, acontecimientos y personas que le “llaman” le provocan, le estimulan, le invitan, le agradan, es bueno seguir este principio: “Soy auténtica cuando elijo no lo que más me gusta o me apetece, sino lo que más me hace persona feliz

 

Ahí tengo un buen criterio, para discernir y hacer solo lo que Dios quiere de mí para ser feliz toda mi vida.

 

Jesús lo exige todo. Seguir radicalmente. No quiere cristianos de medias tintas, de mediocridades.

 

Lo dice con toda claridad: “El que no está conmigo está contra mi. El que no recoge conmigo, desparrama”.

 

Nos invita a participar de su plenitud, para llegar a la perfección del Padre. Quiere que participemos de su plenitud para ser testigos en medio del mundo, para ser constructores de su Reino.

 

Jesús nos enseña (Lc 9,57-62) que las exigencias del Reino son mayores que las otras muchas llamadas que la sociedad, los padres o los proyectos humanos nos puedan sugerir. El Reino está por encima de cualquier situación. El Reino de Dios es vida y se preocupa de la vida de los hombres. ¡¡Se necesitan obreros, dispuestos a darlo todo, para construir ese Reino, para ser servidores de la vida!!

 

Para el Reino de Dios sólo valen personas fuertes, decididas, arriesgadas. Por eso, seguir a Jesús es la aventura más apasionante que una joven puede vivir.

Es ponerle a El como único tesoro, única perla preciosa por la que “vendo” mis proyectos y mi futuro, para servirle solo a El y a los hermanos.  

 

Jesús llama, propone, invita. Respeta totalmente nuestra libertad. No fuerza, no rompe, no obliga. Pero si entre tú y él hay una verdadera amistad, al Amigo no se le defrauda.

 

Al amigo se le da todo. “Aquí estoy para hacer tu voluntad”.

 

“Elegir a Cristo es todo o nada, no hay término medio. ¿Llegarás hasta llevar en tu cuerpo la marca candente de Jesús y de su amor? Se reconoce en ti cuando puedes decirle:

 

“Tú me has amado primero”, tú eres mi alegría, mi amor esencial; que eso me baste”. (Hno. Roger Schut, Taizé).

 

 

Ante su llamada, ante la experiencia de Amistad, con Él, ante la grandeza del Amor que ha derramado sobre nosotros, solo quedan tres actitudes en el discípulo:

 

  1. Confianza absoluta en El: en su Persona, en su Palabra, en su propuesta de vida para ti y para mi.

 

        2.    Humildad como el que sirve: Él es Camino, Verdad,
              y Vida;  El siendo Dios se hizo uno de tantos.

 

  3. Disponibilidad total a su voluntad: Como María,    nosotros también, incluso cuando nos desborda su  proposición, le decimos: “Hágase”. “Hágase, en  mi, según tu Palabra”. Un “Sí” rotundo, un “Sí”    definitivo, un “Sí” total.

 

Cuando se toma la decisión de seguirle, no hay tiempo para excusas, para el temor o las indecisiones. Me fío de su Palabra y eso me basta. Porque el momento es urgente. Hay que ponerse manos a la obra. La mies es mucha; los obreros pocos. Dejemos las actitudes de la oscuridad, de la noche. Pertrechémonos de las armas de la luz: (la alegría, la paz, la fe, la esperanza, el servicio, la amabilidad, la mansedumbre, la ternura, la humildad... el amor.

 

 

A)   Lee despacio y medita: Lc. 9,57-62.

 

B)   Responde a estas preguntas:

 

1. Entre tantas llamadas de la sociedad o propuestas de la
  familia, los amigos y los acontecimientos, ¿qué es lo que
  cuenta a la hora de decidir tu futuro?

 

2. La llamada de Jesús a ser su amiga y su discípula, ¿cómo
    está cambiando tu vida?

 

3. Ante la propuesta de Jesús a seguirle radicalmente, ¿qué
    respuesta generosa estás dando de servicio al Evangelio y a
    los demás?.

 

4. ¿Cómo te puede ayudar tu fe cristiana, tu amistad con Jesús, a encontrar tu propia
    vocación?

 

He aquí uno  de los menesteres más dignos y fecundos que puede tener la joven que se realiza.

 

Se vive una época difícil, pero llena de oportunidades. Hay alrededor muchas necesidades de gente que grita sus miserias desesperadamente.

 

Niñas que recorren las calles en busca de un pedazo de pan, de unas monedas para llevar a su casa, mamás que no tienen que dar a sus hijos, jóvenes sin poder estudiar  y otros sin trabajo.

 

Hay jóvenes  que están siendo respuesta al grito de los menos favorecidos y con lo que ellos saben, tratan de conseguir algo para ayudar a la realización de los que nada tienen..

Para las Fma la respuesta ha sido la misma que un día acogió en su corazón Madre Mazzarello quien con frecuencia repetía: "He elegido a Dios y para siempre"

 

La Santidad salesiana (PPTminimizer).ppt
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Toda entrega tiene sentido si se hace desde y en Jesucristo. A lo largo de nuestro proceso vocacional hemos podido descubrir los elementos de una verdadera entrega.

 

Es desde el Señor Jesús desde donde me puedo convertir en signo de vida para la juventud. Con Él puedo asumir retos, emprender caminos, superar crisis... permanecer alegre.

 

Sin Él todo el castillo de mis sueños e ilusiones caerá. La vocación salesiana tiene sentido porque está inspirada en la bondad de Dios, manifestada en Jesús, que quiere encarnarse a través de mi ser para llegar a muchos niños, niñas y jóvenes que me están necesitando.

La salesiana es una eterna caminante que lleva en su mente y en su corazón a Jesús para acercarse como Él a los niños, niñas y jóvenes:

  • Ofreciendo el cami no la verdad y la vida.
  • Llegando a los sitios más pobres para ofrecer salvación
  • Cantando el himno de la solidaridad en los lugares más pobres.
  • Compartiendo la vida hasta sus últimas consecuencias

Todo con estilo salesiano para llevar el anuncio salvífico a los más desprotegidos.

 

Mi vida es un camino y lo voy recorriendo día a día. Soy caminante y en mi camino puedo tomar atajos, esquivar peligros, puedo llegar a la meta o desviarme hasta el fracaso.

Soy joven y empiezo a abrirme a la vida.


Necesito como todo buen caminante saber de dónde vengo, por dónde debo pasar y a dónde quiero llegar.La ruta que emprenderé será una gran aventura. Lo primero que tengo que hacer es contar con mis valores y mis limitaciones. Miraré la meta que quiero alcanzar, lo que realmente quiero hacer con mi vida, los ideales y sueños que tengo...


Tendré que enamorarme del ideal que pretendo, pues he visto qque los que se enamoran de las montañas, no dejan de esforzarse para alcanzar la cumbre.


Debo programar las etapas y poner los medios para alcanzar la meta. De ahí la necesidad que tengo de hacer mi PROYECTO DE VIDA.


Si llego a enamorarme de la causa de Jesús, de su vida y de su estilo, para ver todo como Él lo ve, nada me hará retroceder para seguirlo aunque me cueste esforzarme y vencer dificultades.

  1. Orar
  2. Percibirte
  3. Informarte
  4. Reflexionar y confrontarte
  5. Decidirte
  6. Actuar
  7. Tener un acompañante vocacional


 

El Señor tiene un plan para cada uno de nosotros, nos llama por nuestro nombre. Por tanto, a nosotros nos toca escuchar, percibir su llamada, ser valientes y fieles para seguirlo, de modo que, al final, nos considere siervos fieles que han aprovechado bien los dones que se nos han concedido. (Del Papa Juan Pablo II) 

 

 

Tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento, descubrimos que en el origen de cada vocación auténtica está el Señor que elige y que invita a seguirle personalmente. Aunque lo hace de modos muy diversos, lo que está claro es que quien llama es Él.

 

Éste es el sentido más profundo de la palabra vocación, que significa “llamada”. En el Evangelio vemos cómo Cristo pasa junto a personas normales y les llama: “Ven, sígueme”.

 

Invita a seguirle a quienes luego serán discípulos suyos. Fíjate cómo la iniciativa parte de Él, del Maestro, y por eso la “llamada” o “vocación” no es una predisposición natural o una inclinación de la persona solamente, sino ante todo se trata de un don de predilección.

 

Por ello este don de Dios para quienes lo reciben no responde a méritos especiales, sino que responde a un plan, que siempre ha estado presente en la mente y en el corazón de Dios La llamada es para algo; para hacer algo específico por Él y su Reino, se trata literalmente de cumplir una misión. Dios quiere nuestra colaboración para construir su proyecto de salvación.

 

 Por lo tanto, la llamada es a cooperar con Cristo en este mundo para, de esta forma, realizar su redención. Cada llamada tiene una clave única; es decir, tiene un tipo de contraseña y se desarrolla en un tiempo y en un contexto determinados trazando así una historia personal constituida por momentos determinados, cargados de significado.

 

 

Si estás interesada en conocer la Comunidad de las Salesianas (FMA) , puedes comunicarte con  Sor Gloria Patricia García R.  al número 3202942489 o al correo pastoralvocacionalcma@escmauxi.edu.co