

La Cuaresma es el tiempo en el que Dios tiene una manera especial de llegar a nosotros. Primero, nos sorprende al estar sumidos en nuestros pecados; nos da un aviso de amonestación, luego nos urge a salir de las cárceles en que estamos atrapados; y nos invita a la conversión, al cambio de vida, a un cambio que afecta nuestro pensar, nuestro hacer y nuestro ser.
Es un cambio moral de tal índole, que supone un dejar de caminar en la dirección equivocada para meternos en un camino que conduce a la meta de una vida en la Gracia de Dios, lo que implica la conversión a Dios señalada por el profeta Joel. “Conviértanse a mí de todo corazón, dice el Señor por labios de este profeta con ayuno, con llanto, con luto. Rasguen los corazones y no las vestiduras; conviértanse al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas” (2, 12-13).
Iniciamos un tiempo que nos propone que nos abramos a los demás. Se trata del gesto de la limosna que es ante todo caridad, comprensión y, por supuesto, ayuda material a los más necesitados.
Nos propone, también, apertura a Dios mediante la escucha de su Palabra, con intensa oración a nivel personal y a nivel comunitario y con una participación asidua en los sacramentos de la Eucaristía y la reconciliación.
Se nos hace una invitación al ayuno, es decir, al autocontrol, a la templanza en todo nuestro obrar, a la renuncia de todo lo que sea superfluo.
Con estas tres prácticas, limosna, oración y ayuno, características de este tiempo, reorientamos nuestra vida de clave pascual.
Como nos dice el Papa, la Cuaresma “es un itinerario marcado por la oración y por el compartir, por el silencio y por el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual”.
Dejemos resonar en nuestros oídos estas sabias palabras: “Conviértete y cree en el Evangelio” y “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”.


“El tiempo de Adviento nos infunde esperanza, una esperanza que no defrauda. El Señor nunca falla”. (Papa Francisco 4-12-2014)
El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía. El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en ...

La Corona de Adviento
El Vaticano indicó que el rezo de la corona y el encendido de sus cuatro velas se ha “convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos”.
Destacaron que en el encendido de cada vela, correspondiente a los cuatro domingos de Adviento, con ésto se recuerdan “las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo”.


El 8 de diciembre, es una de las fiestas más sentidas y populares que la Iglesia Católica dedica a la Virgen María: la Inmaculada Concepción. Además el 8 de diciembre es una fiesta muy Salesiana en la que Don Bosco inició su obra.
La fiesta cae en el día en que, en el 1854, el papa Pío IX, con la bula “Ineffabilis Deus”, decretó que la Virgen María, “por singular gracia y privilegio”, fue preservada de la común herencia del género humano, de la culpa original, desde el primer instante de su concepción. Tal formulación, sigue a una larga serie de dísputas teológicas acerca del nacimiento de la madre de Jesús.
En Oriente, desde el VI siglo d. C. se celebraba una fiesta de la concepción de María, difundida en Occidente a partir del siglo X.
La solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María se recuerda en el contexto del Adviento y de la Navidad, uniendo la espera del nacimiento de Cristo con la memoria de la Madre.

La paz en la tierra vendrá a quedarse cuando vivamos la Navidad todos los días. – Helen Steiner

Celebrar Navidad va más allá de disfrutar de una cena e intercambiar regalos; es un tiempo para estar en familia y agradecer por lo que tenemos.
Una celebración para estar en familia-
Si bien en la actualidad la Navidad es sinónimo de fiestas, cenas familiares y regalos, el origen de esta celebración es netamente religioso, y su propósito era destacar el nacimiento de Jesucristo, en un humilde preserve en la ciudad de Belén hace más de 2 mil años.
La Navidad, que viene del latín nativitas o nacimiento, es una de las fiestas más importantes del Cristianismo que celebra el nacimiento de Jesucristo, el 25 de diciembre, aunque en muchos países la celebración inicia el día anterior (el 24 de diciembre) con la tradicional cena de Nochebuena.
En la actualidad, esta fiesta ha ido mezclando su carácter religioso con la tradición de convivencia familiar, debido en gran medida a la popularidad de esta celebración.
Esta Navidad 2019 la necesitamos como el pan. Lo mismo que el oxígeno en medio de un mundo que se nos va haciendo irrespirable. Un mundo estresado, en el que tanta crisis, engaños y mentiras, nos roen los sentimientos más nobles del alma. Necesitamos la vida pero no una vida cualquiera. Una Vida sana la que viene de Dios. Una Vida profundamente humana, trascendente y divina.
Esta Navidad es posible por una jovencita que se abre a la vida. María de Nazareth. La Virgen María,la pobre de Jhavé, la humilde,la Inmaculada, la que esperaba con Israel y con toda la humanidad la venida del Mesías: "El Salvador". A esta Virgen que recibió al Verbo de Dios y nos entregó a Jesucristo, en esta Navidad le decimos: María, haz posible en nuestras vidas y en nuestro mundo el milagro del nacimiento del Hijo de Dios.
